Las reclamaciones por discrepancia con la aseguradora del coche son más comunes de lo que parece. Cada año, miles de conductores en España se enfrentan a desacuerdos con su compañía de seguros por cuestiones relacionadas con el importe de las indemnizaciones, la valoración de daños o la interpretación de las coberturas contratadas. Aunque los seguros de automóvil son un requisito legal indispensable para circular, no siempre garantizan una experiencia libre de conflictos. Por eso, conocer cómo actuar ante una discrepancia con la aseguradora resulta fundamental para proteger los propios derechos y evitar pérdidas económicas innecesarias.
El primer paso ante una discrepancia con la aseguradora es revisar detenidamente la póliza contratada. Muchos conductores desconocen el alcance real de su cobertura hasta que ocurre un siniestro. Los términos “daños propios”, “pérdida total” o “valor venal” pueden generar confusión si no se interpretan correctamente. La aseguradora está obligada a indemnizar según lo establecido en el contrato, por lo que una lectura detallada de las cláusulas y condiciones generales ayuda a entender si la reclamación tiene fundamento. Es importante comprobar también si existen exclusiones específicasque puedan limitar la cobertura (por ejemplo, conducir bajo los efectos del alcohol o sin la ITV al día).

En caso de accidente, el peritaje es otro punto frecuente de conflicto. El perito designado por la aseguradora evalúa los daños del vehículo para determinar el coste de reparación o, en su caso, declarar el siniestro total. Sin embargo, no siempre el asegurado está conforme con la valoración realizada. Si se considera que la tasación es inferior al valor real del vehículo o no cubre todos los daños, se puede solicitar un contraperitaje independiente. El artículo 38 de la Ley del Contrato de Seguro permite a cada parte nombrar su propio perito, y en caso de persistir la discrepancia, ambos deben designar un tercer perito de común acuerdo o, en su defecto, mediante intervención judicial. Este procedimiento técnico es uno de los mecanismos más eficaces para resolver diferencias sin necesidad de llegar a los tribunales.
Otra situación habitual es la discrepancia sobre la culpa del siniestro. Las aseguradoras pueden negarse a pagar una indemnización si consideran que su asegurado es responsable del accidente o si detectan contradicciones en el parte amistoso. En estos casos, resulta esencial aportar pruebas adicionales como fotografías, declaraciones de testigos o informes policiales. Si el conflicto se mantiene, el afectado puede recurrir al Defensor del Asegurado o al Servicio de Atención al Cliente de la compañía, que debe responder en un plazo máximo de dos meses.
Si la respuesta no resulta satisfactoria, el siguiente paso es acudir a la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP), organismo dependiente del Ministerio de Economía. Esta entidad actúa como mediador en conflictos entre aseguradoras y asegurados, siempre que previamente se haya reclamado ante la compañía. La DGSFP emite resoluciones no vinculantes, pero su criterio tiene un peso considerable y suele motivar a las aseguradoras a revisar sus decisiones.
En los casos más complejos o cuando la cuantía lo justifica, puede ser necesario acudir a la vía judicial. Presentar una demanda civil es el último recurso cuando se agotan las vías amistosas y administrativas. Para ello, conviene contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de seguros, que pueda interpretar correctamente la póliza, reunir las pruebas pertinentes y calcular la indemnización que corresponde según la ley y las condiciones del contrato.
Además, es recomendable mantener siempre una comunicación documentada con la aseguradora. Guardar copias de correos electrónicos, informes periciales, facturas de reparación y cualquier comunicación escrita facilitará el proceso de reclamación. Estos documentos pueden ser determinantes tanto en un procedimiento de mediación como en un juicio.
Por otro lado, la educación financiera y aseguradora desempeña un papel clave para evitar futuras discrepancias. Antes de contratar un seguro, es importante comparar diferentes ofertas, leer las condiciones con detenimiento y plantear todas las dudas al agente o corredor. Optar por la póliza más barata sin valorar sus limitaciones puede salir caro en caso de siniestro. Un seguro con atención personalizada y cobertura clara puede marcar la diferencia entre una resolución rápida o una larga disputa.
En conclusión, las reclamaciones por discrepancia con la aseguradora del coche no deben afrontarse con resignación. Existen mecanismos legales y administrativos que permiten al asegurado defender sus intereses frente a valoraciones injustas o interpretaciones restrictivas de la póliza. Con información, paciencia y asesoramiento adecuado, es posible resolver estos conflictos de forma favorable y garantizar que la protección contratada cumpla realmente su propósito: ofrecer seguridad, confianza y respaldo cuando más se necesita.
